Viernes Sociales: El Duelo de Lejos

El domingo 31 de Enero 2016 llegué a Uruguay llena de ilusiones y optimismo. Mi abuela (la mamá de mi mamá) me hizo reír con su miedo de buscar empleo por internet. Según ella, los empleos por internet son todos ilegales… o peor, inmorales.

La tarde del sábado 6 de Febrero 2016 hablé con mi mamá antes de dormir y me dijo que habló con mi abuela y que estaba un poco aliviada con el dolor de la ciática y mas tranquila sobre mi movida a Uruguay. Todo estaba bien.

El domingo 7 de Febrero me desperté de pronto a eso de las cinco de la mañana (hora Uruguay) y noté tres llamadas pérdidas: (1) mi mamá desde EEUU, (2) mi primo desde Francia, y (3) mi prima desde Perú (si, somos una familia de expatriados). No necesité que me dijeran lo que había pasado, solo el cómo.  Horas después de hablar con mi mamá mi abuela se sintió mal, se desmayó, y luego murió. Su corazón simplemente dejó de latir. Tenía 80 años que apenas había cumplido en Enero.

Desde 2003, cuando por segunda vez salí de Venezuela, he perdido a mis abuelos paternos y ahora ambos abuelos maternos, dos tías (una víctima del hampa venezolana, la otra del paupérrimo sistema de salud), una gran amiga víctima de una terrible enfermedad, y un compañero de liceo que era policía y murió en medio de una balacera. No pude asistir a ninguno de sus funerales y en cada caso tuve que limpiar las lágrimas con rapidez y seguir el curso de mis actividades diarias.

Cuando piensas en expatriarte piensas en lo que te espera a ti: hacer nuevos amigos, nuevo trabajo, nuevas actividades, etc. Actualmente las tecnologías de la comunicación nos permiten estar en contacto por teléfono, video conferencias, texto, etc. Podemos compartir nuestra vida en tiempo real con el mundo entero si así lo deseamos pero no puedes compartir el duelo. No puedes abrazarte y llorar, no siempre es posible tomar un vuelo a última hora y estar al lado de tus seres queridos mientras recuerdan a la persona que ha fallecido. Sufrir la pérdida de un ser querido es uno de los retos, o quizás el mayor reto, que sufrimos los expatriados… sobre todo si tú, como yo, simplemente no puedes hacer el viaje.

El dolor de un duelo suele ser compartido. Estar con seres queridos, llorar con los amigos y familiares de la persona que ya no está nos da un sentimiento de clausura del que no tenemos acceso cuando estamos lejos. Yo he tenido que seguir con las actividades de mi día día: atender mi examen, ir al trabajo, manejar, hacer mercado… pensando que en casa la gente esta reunida, decisiones se están tomando, y un proceso de duelo está tomando lugar, un proceso que necesito pero no puedo tener.

Aunque yo aún no se cual es la mejor manera de afrontar este dolor, por ensayo y error (y con un poquito de ayuda psicológica) he aprendido algunas cosas que pueden facilitar el proceso y se las comparto aunque deseo que cuando este evento les pase (por que pasará) que ustedes mas bien puedan hacer el viaje pero si no pueden… aquí algunas cosas que pueden/deben hacer:

  1. Reconocer la pérdida. Suena extraño decirlo pero es importante tomarte un momento para reconocer lo que ha pasado. Esto tomará la forma que necesites. Para mi es tomar unos minutos y realmente pensar en la persona y recordarla. Luego hacer una llamada y hablar con alguien – como a manera de confirmar que esto realmente ha ocurrido.
  2. Tomar parte en el duelo a través de llamadas telefónicas, mensajes, etc. Ideal es estar allá pero si no puedes al menos puedes compartir la pérdida con los más cercanos. Para mi lo mas difícil con la muerte de mi abuela fue no estar con mi mamá quien afortunadamente si pudo viajar a Venezuela. Yo entonces le pedí a mis primos que le dieran un abrazo de mi parte. Suena tonto pero para mi fue una alegría que mi mamá me dijera sobre los abrazos que había recibido de mi parte.
  3. No te sientas culpable. Esto es mas fácil decirlo que hacerlo.  La muerte de un ser querido siempre nos deja sintiéndonos un poco culpables porque siempre hay algo que no dijimos o hicimos. Lo primero que pensé cuando supe lo de mi abuela es que debí llamarla. Nuestros seres queridos entienden porque estamos lejos y de ninguna manera desearían nuestro sufrimiento. Lamentablemente, la muerte es parte de la vida.
  4. Céntrate en los recuerdos.  Para la mayoría de nosotros nos resultará terapéutico recordar con cariño la persona que ha fallecido. Cada persona que muere deja un vacío en nuestras vidas. Algunos son más grandes que otros y depende de la relación que cada uno tenía con la persona que murió. Los buenos recuerdos llenan estos vacíos.
La última vez que estuvimos juntas. (Agosto 2011). Te amo.
La última vez que estuvimos juntas. (Agosto 2011). Te amo.

No dejen de comunicarse con sus seres queridos cuando tengan la oportunidad pues no saben cuando será la última vez que lo hagan.

Viernes Sociales está dedicado a artículos de opinión y experiencias personales. Todos los lectores son bienvenidos a escribir una entrada o algún artículo sobre cualquier cosa dentro del tema de inmigración a Uruguay. Escribe a venezolanosenuruguay@gmail.com con tus propuestas, preguntas, y recomendaciones. Feliz fin de semana!

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14 comentarios

  1. Excelente artículo Antonieta; comparto 100% tus palabras. Me tocó vivir la pérdida de mi sobrino en un accidente en Uruguay, estando yo viviendo en Venezuela…y tal como tu describes que te sentiste con la partida de tu abuela, es como me sentí yo. Por eso estoy de acuerdo totalmente con los cuatro consejos que dejas en este blog. Gracias por tomarte el tiempo de escribir sobre este tema, estoy segura que será de ayuda para mucha gente…

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  2. Que hermoso post, sobre todo cargado de sentimiento. No me ha tocado pasar por algo así, aun vivo en Venezuela con toda mi familia pero mi hermana si, ella vive en Orlando y hoy pude entender ese sentimiento de duelo a la distancia. Lamento muchísimo tu perdida, a mis abuelas las amé muchísimo y mientras leia, las recordaba, tanta inocencia y dulzura envueltas en esas personas que verdaderamente marcan nuestras vidas. Me parecen muy acertados tus consejos y lo mejor fue que nos permitiste leer con mucha claridad tu corazón. Te envío un fuerte abrazo en la distancia, cargado de mucho cariño y agradeciéndote por tu sensibilidad y sabiduría al escoger los temas que tratas en tu blog.
    Eres una gran guerrera.

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  3. Estimados Venezolanos (me permito escribirlos con mayúscula, por el respeto y cariño que os tengo):
    Más allá de haber pasado por una historia similar y por supuesto no querer cargar este blog de catarsis personales, es una realidad a la que se enfrenta un inmigrante: la pérdida de sus seres queridos a la distancia, o el no estar presente en eventos que nos llenarían de alegría y orgullo, sean nacimientos, graduaciones, etc. Realidades que van de la mano de nuestras decisiones, que en lo personal, por situaciones ajenas a las nuestras, debemos tomar: No creo que ningún migrante (yo los llamo exiliados politico-economicos), tome la desición de irse de su país y dejar su familia, sus amigos, su trabajo, etc., por el solo gusto de la aventura. Ser migrante, nos han mostrado nuestros abuelos, es algo muy duro. no voy a enumerar las decenas de cosas y situaciones, porque es ponerse un halo ciertamente gris, pero si uno de ellos que también me toca. es una alegría encontrar una pareja en el nuevo país y es una experiencia muchas veces estimulante y enriquecedora. Pero hay algo que marca un antes y un después, tener hijos. desde ese momento, el regreso a nuestros países de origen se torna algo casi imposible. Es una trampa sin salida. No me lo tomen a mal y no visualicen esto en situaciones óptimas de riqueza. En situaciones normales es lo más difícil de equilibrar con uno mismo. Es un tema, que más que el trabajo, que el salir adelante y hacerse de una nueva vida, debe ser cuestionado y pensado. Cada uno lo resolverá a su manera y atemperá en la medida de lo posible. Lo dejo como tema, siendo yo un migrante que lleva en el mundo más de 43 años (salí de Uruguay en 1982, todavía plena dictadura), transcurriendo entre Uruguay, EEUU, México, España, vuelta a Uruguay y regreso a México, con amigos queridos en Venezuela y en cada país que me ha dado albergue (a cada uno de ellos, países y amigos, siempre les estaré agradecido).
    Mis más sentidos pésame por la pérdida de tu ser querido, no creas que lo minimizo. Todo lo contrario, se cuán doloroso es estar lejos y no poder abrazar y despedirse. Solo el migrante sabe el dolor que lleva y guarda, porque la sonrisa debe seguir saliendo en su rostro, porque aunque el circo solo muestra los malabarismos, detrás de la carpa queda el humano sensible, que tarde a tarde se transforma en payaso y sigue haciendo reír a los niños.

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